Ya ni la Guerra económica, ni la Guerra tecnológica militar, ni las grandes emisiones de dinero sin respaldo productivo, podrán detener la profunda y larga recesión económica mundial que se avecina. Esto, porque ante la caída de las ganancias de los capitales a nivel mundial y ante el agotamiento de la globalización, que es la absorbe las exportaciones, ya no se puede hacer mucho para evitarlo.
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